sábado

La Señora de las 3 Ocas

...ha sacado un Tres. La Triple Diosa gobernadora de los Umbrales de paso y de los Caminos, la "Signora del Gioco", nos enseña un "noble y restaurado" Juego...

Hécate, Diana, Bona Dea, Isis, Erodiade, Dama de Oriente... nombres con los que era llamada la Señora del Juego, la "Domina Ludi".
Se cuenta que durante la Edad Media en Lombardía, cerca del Lago Iseo existían congregaciones, de mujeres sobre todo, llamadas "Societá del Buon Gioco" o "Societá di Diana", que se reunían en secreto ciertas noches para celebrar fiestas y rituales que al parecer no debían tener nada de maléficos. Pero en 1390 el inquisidor de Milán, Beltramino di Cernuscullo, condena al "suplicio" a Sibila Zanni y Pierina di Bugatis por haber participado en el llamado Juego de Diana. Después de ser torturadas, las dos mujeres confesaron que en esos ritos, junto a la "Domina Ludi", había participado el demonio. Fueron los inicios de la "caza de brujas". No es de extrañar que a las mujeres se les quitaran las ganas de reunirse... en circulos o en espirales...
Quizás el Juego de la Oca tenga algo que ver en todo esto... quién sabe si este inocente tablero les permitió mantener vivo el Juego de Diana... Y quien sabe también, si este "renacimiento" del Juego de la Oca tiene que ver con esta nueva conciencia de lo Femenino que, lejos del "feminismo separador", viene a equilibrar y sanar a una humanidad que olvidó el espíritu del "Buen Juego".


¿Habrá sido labor de "Ellas", Melusinas, Lamias, Pèdauques, Berthas o Mamás-ocas, mantener la memoria de nuestra antigua y lúdica relación con la Madre-Tierra?



Dedicado a mi madre y a mi hermana por mujeres excepcionales,
a Baruk por mostrarme las 3 Ocas de "La Sagrada Familia" y por hacerme sentir tan segura en las alturas,
a los Pájaros Viajeros, Mamá-Oca y Papá Ganso por dejar huellas en el Camino,
a todas mis Amigas,
y a Luigi Ciompi por las imágenes.

martes

Ninfas en el Lago...


(...)Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba,
que pudieran los ojos el camino

determinar apenas que llevaba.

Peinando sus cabellos de oro fino,

una ninfa del agua do moraba
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombra lleno.


(...)Habiendo contemplado una gran pieza
atentamente aquel lugar sombrío,
somorgujó de nuevo su cabeza,

y al fondo se dejó calar del río.

A sus hermanas a contar empieza
del verde sitio el agradable frío,

y que vayan las ruega y amonesta

allí con su labor a estar la siesta.

No perdió en esto mucho tiempo el ruego,
que las tres de ellas su labor tomaron
y en mirando de fuera, vieron luego

el prado, hacia el cual enderezaron.

El agua clara con lascivo juego
nadando dividieron y cortaron,

hasta que el blanco pie tocó mojado,

saliendo de la arena el verde prado.


"Aquella voluntad honesta y pura"
Égloga III
de Garcilaso de la Vega
 
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